Mies diseñó un contenedor elevado sobre una plataforma grande y otra de acceso, con paredes de vidrio pulido a mano y con un único espacio interior. En una primera etapa, desoyó las peticiones de su cliente y tomó las decisiones que le dio la gana. Su criterio consistió básicamente en suprimir todo aquello que no fuera estrictamente necesario, formalizando el lema que le mantiene vivo: Less is more. Pero su creciente autoritarismo desencadenó varios problemas que se volverían un quebradero de cabeza para su clienta durante los años posteriores. Entre ellos, quizás el más importante fue la ausencia total de privacidad. Antes de terminarse, la vivienda ya congregaba a curiosos deseosos de fotografiar un proyecto nunca antes visto y seguir los movimientos de una mujer en una caja de cristal. No es de extrañar que la doctora solicitara la instalación de cortinas para proteger su privacidad, a lo que el arquitecto se negó rotundamente alegando que el objeto central de la vivienda era la transparencia total entre interior y exterior. Precisamente esta trasparencia fue la responsable de que cada noche acudieran incontable número de insectos atraídos por la luz. Mies, consciente de estos problemas, eliminó la iluminación artificial de la casa, que se quedó sin luz nocturna exceptuando las lamparitas que se puedan enchufar en las tomas de corriente.
lunes, 14 de diciembre de 2015
LA HISTORIA TRAS EL MITO DE LA CASA FARNSWORTH
Mies diseñó un contenedor elevado sobre una plataforma grande y otra de acceso, con paredes de vidrio pulido a mano y con un único espacio interior. En una primera etapa, desoyó las peticiones de su cliente y tomó las decisiones que le dio la gana. Su criterio consistió básicamente en suprimir todo aquello que no fuera estrictamente necesario, formalizando el lema que le mantiene vivo: Less is more. Pero su creciente autoritarismo desencadenó varios problemas que se volverían un quebradero de cabeza para su clienta durante los años posteriores. Entre ellos, quizás el más importante fue la ausencia total de privacidad. Antes de terminarse, la vivienda ya congregaba a curiosos deseosos de fotografiar un proyecto nunca antes visto y seguir los movimientos de una mujer en una caja de cristal. No es de extrañar que la doctora solicitara la instalación de cortinas para proteger su privacidad, a lo que el arquitecto se negó rotundamente alegando que el objeto central de la vivienda era la transparencia total entre interior y exterior. Precisamente esta trasparencia fue la responsable de que cada noche acudieran incontable número de insectos atraídos por la luz. Mies, consciente de estos problemas, eliminó la iluminación artificial de la casa, que se quedó sin luz nocturna exceptuando las lamparitas que se puedan enchufar en las tomas de corriente.
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